Galería Kronos

Hoy presento una serie de obras que comencé a llevar a cabo antes de la pandemia (2020), cuando aún no sabíamos lo que estaba por llegar, esa pesadilla que nos ha marcado a todos de una manera o de otra y de la que se ha ido saliendo como se ha podido. En esta exposición abordo la temática del absurdo, del ser filtrado por la ironía pero también del mundo de los sueños; casi una constante a lo largo de mi obra. En cuanto a influencias posibles y su desarrollo en mi obra podría señalar desde el manierismo, el barroco, el arte precolombino, el simbolismo y el art nouveau hasta el comic y las manifestaciones de cultura popular tan rica y variada en toda España, de norte a sur y de este a oeste. Todo arte de una manera o de otra hunde sus raíces en el pasado nos demos cuenta o no; de la nada solo sale la nada. El arte lo único que hace es vascular cíclicamente de un lado a otro del péndulo en un movimiento sin fin desde el orden y el equilibrio hasta su opuesto, la exageración en la expresión y el recargamiento ornamental. Cuando vine al mundo, allá por el año 1955, lo que se imponía en los mercados del arte en el mundo occidental era el arte abstracto y el informalismo, el expresionismo abstracto, el cinismo etc., y en el territorio nacional comenzaban a seguir estas tendencias. Han pasado setenta años desde entonces y hoy asistimos a una tendencia que intenta imponer el arte realista en sus distintas variaciones, desde el academicismo hasta el realismo fotográfico. Otro movimiento del péndulo y de los mercados. Pero el arte existe a pesar, y al pasar, de esto.